El día amanece algo nublado pero con buena temperatura. Moncho y Odilo han pasado mala noche y con el vientre suelto. Algo que han comido el día anterior no les sentó muy bien. Se encuentran con pocas fuerzas, pero deciden realizar la ruta.
Nos ponemos en marcha a las 9h30. Abandonamos la urbanización Abellaneda otra vez por el Camino Viejo de la Parra, tramo común con la etapa anterior hasta las primeras bajadas que nos llevan a través de una ancha pista al mismo punto en la carretera del día anterior. Nos percatamos de que ese tramo se podría haber aprovechado aún más si hubiésemos enlazado las trialeras del último día que ya conocíamos en esa zona.
Continuamos la ruta cruzando la carretera y tomando una subida por pista cementada que pronto se convierte en firme de tierra en buenas condiciones pero de considerable desnivel. Llegamos a una zona de bajada por una especie de campillo con peraltes y saltos preparados, que no dejamos escapar. Seguimos por un sendero entre pinares que se va estrechando entre abundante vegetación y hace que el rodar sea muy entretenido. A continuación seguimos levantando una polvareda por una pista de tierra muy suelta y enlazamos con un tramo de bajada por pista ancha en mal estado, con muchos surcos y vegetación ocultándolos, lo que hizo prestarle la máxima atención.
Llegamos a un alto, desde donde se divisaba el pueblo de Arenas, y nos paramos a hacer un avituallamiento. A continuación subimos por una pista cementada hasta unas antenas y desde allí entre unos olivares salimos a una pista para llegar por un sendero entre pinos al pueblo de Arenas.
Nos dirigimos hacia el embalse de Riocuevas, y le dimos un paseo por la pista que lo rodea. A la salida del embalse comenzamos una nueva subida, primero por pista (donde paramos a refrescarnos en el río) y después por un largo tramo de duras trialeras en subida, lo que nos obliga a echar pie a tierra en mas de una ocasión, hasta la parte más alta que está cerca del pueblo del Hornillo. Vaya desperdicio de subida. Ese tramo tenía que ser en bajada y sería para disfrutar.
Las fuerzas comenzaban a flaquear, debido al esfuerzo y al calor del día. Las reservas de líquido se nos habían agotado. La casualidad hizo que nos tropezásemos con un vecino que nos cedió amablemente una botella de agua que llevaba. Muchas gracias al anónimo caminante.
Comenzamos la última bajada del día por una pista con enormes surcos y mucho peligro pues muchos de ellos estaban cubiertos por la vegetación. En medio de la bajada sufrimos la pérdida del GPS lo que nos hizo volver atrás y perder más de una hora para tratar de encontrarlo, sin éxito. Que lo disfrute el que algún día lo encuentre. La bajada acaba en el monasterio de San Pedro de Alcántara, que está a un par de kilómetros de nuestra base.
Desde aquí quiero darle las gracias a Paco de la tienda de bicicletas Freebike de Arenas de San Pedro, que sin conocernos de nada, amablemente nos ha dejado su GPS para que podamos acabar las dos etapas que nos quedan. Eso es ser un buen compañero que comparte nuestro espíritu por el MTB. Muchas gracias de nuevo.
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